Aunque resulte un poco cansino, hay que decir que aceite de oliva virgen extra es tan solo el obtenido de la primera molida de la aceituna recogida directamente del árbol, sin someterlo a ningún procedimiento químico y siempre a bajas temperaturas. Sin embargo, las necesidades del mercado y el marketing hacen que se den extraños matrimonios, surgidos para copar cuotas de mercado con un bajo coste y siempre a costa de la ignorancia del consumidor.
Este es el caso de Aceite Girasol d’Oliva, un producto del conglomerado ecuatoriano La Fabril, que pretende “combinar [...] el sabor de la oliva con tu aceite girasol de siempre para que tengas el inconfundible sabor del Mediterráneo y su incomparable aroma”.
Según explican en la web, este subproducto del aceite de oliva “es una mezcla de aceite de girasol con aceite de oliva. Es de color claro y brillante, contiene omega 6″ y “un alto contenido de ácidos grasos Monoinsaturados y poliinsaturados”. Añaden que “posee el excelente aroma y sabor del aceite de oliva, sus propiedades ayudan a disminuir el colesterol malo y a disminuir enfermedades cardiovasculares”.
No hace falta ser un mullah del AOVE para desmontar esto. Es imposible que se mezcle aceite de oliva virgen extra con girasol y mantengamos “el inconfundible sabor del Mediterráneo”. Sí, tendremos un “color claro y brillante”, propio del aceite de girasol, pero nunca tendremos “el excelente aroma y sabor del aceite de oliva”.
Aunque en este caso son “sinceros” y nos dicen con qué mezclan el aceite de oliva, el tema de la pureza no es algo baladí, ya fue tema de polémica entre EE.UU. y la U.E. y bien que discutimos aquí acerca de los AOVE’s que se vendían en los supermercados.
Boris Jódar Martínez
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