por

En:Recetas

Comentarios desactivados

A mi padre le gusta contar que durante los años del desarrollismo, los boquerones en vinagre se hicieron tan populares en los bares de La Barceloneta, que los inmigrantes andaluces y extremeños, para ganarse un dinero extra, comenzaron a prepararlos en sus casas para venderlos luego a los taberneros del barrio. La demanda era tan grande que, ante la falta de espacio y recipientes, la gente los preparaba en los lavabos y los bidés de sus casas.

Obviamente, lo último es un aliño de su cosecha con el que pretende epatar a quien le escuche. Lo que sí es cierto es que los boquerones en vinagre son uno de los aperitivos más populares de nuestra gastronomía. El mundo me parece más amable cuando estoy en una terraza y a mi cerveza la acompaña un plato de patatas fritas con boquerones en vinagre. 

Aquí os comparto la receta que seguimos en mi casa:

Ingredientes:

Boquerones. Un buen vinagre de vino o de manzana. 1-2 dientes de ajo. Perejil. Aceite de oliva virgen extra. Sal.

Preparación:

Si no los limpian en la pescadería, tendremos que hacerlo nosotros, retirando cabeza, tripas y espinas y separándolos en dos. Para evitar el anisakis, los congelaremos durante 24-48 horas a -18º antes de prepararlos. Luego los lavaremos en una fuente con agua fría para que suelten toda la sangre. Cambiando el agua todas las veces que hagan falta hasta que salga clara. En otro recipiente, pondremos suficiente vinagre con sal para cubrirlos y marinarlos durante 8-10 horas. El vinagre los cocinará, mientras que la sal le dará firmeza a su carne. ¿Cómo saber que están listos? La carne tiene que estar blanca. Para comprobarlo, cogeremos uno y lo partiremos por la mitad. Si el interior está blanco, están listos. Escurriremos el vinagre y los iremos colocando en su recipiente final, añadiendo a cada capa un poco de sal (si es necesario), ajo y perejil picados a nuestro gusto y cubriéndola con aceite de oliva virgen extra. Los dejaremos reposar durante un día en la nevera, al menos. Antes de consumirlos los sacaremos unos instantes antes para tenerlos a temperatura ambiente.

A mí, particularmente, me gusta comerlos con variedades diferentes de patatas fritas, como las onduladas o las light; y seguir abriendo apetito con otros encurtidos como las berenjenas en conserva, guindillas, banderillas… sabores ácidos y picantes que combinan perfectamente con una cerveza fría.

Y a vosotr@s, ¿cómo os gusta más comeros los boquerones en vinagre?

por

En:Eventos

Comentarios desactivados

La V Edición de Start Up Spain acogió una temática en la que la innovación ha sido el motor durante los últimos años: la gastronomía. El cierre de El Bulli ha significado la pérdida de un referente innovador para el sector de la restauración española. Sin embargo, los avances que ha proporcionado a sus colegas servirán para que muchos restaurantes sigan sorprendiendo a sus comensales.

Sobre este tema hablamos con Marcelo Tejedor, chef de Casa Marcelo (Santiago de Compostela) y Manuel Domínguez, chef de Lúa (Madrid).

Fuera de la cocina, el aceite de oliva no solo se puede utilizar para cuidarnos por fuera, también se le pueden dar algunos usos que podríamos llamar de bricolage. Aquí os dejamos unos cuantos.

Acondicionador de cuero. Poner un poco de aceite de oliva en la palma de la mano. Mojar los dedos en él y frótalos contra la superficie de cuero que quieras conservar. Abrillantador de metales. Lava el objeto a abrillantar y pon unas cuantas gotas de aceite en un paño limpio y suave. Aplicándolo de forma circular consigues en el acero o el cobre un brillo magnífico. “Quita-etiquetas”. Empapa la pegatina con aceite de oliva y déjala reposar durante unos instantes. Despégala fácilmente con una espátula o un cuchillo de filo liso. “Quita-chicles” del pelo. Moja el pelo afectado en una cantidad generosa de aceite de oliva. Deja que actúe durante unos 20 minutos y, luego, retira el pelo con firmeza. Combustible para lámparas. El aceite de oliva es perfecto para alimentar lámparas y candelas. No en vano, el aceite lampante obtiene su nombre de aquel aceite que no se podía consumir y se destinaba a iluminar los hogares. Abrillantador de muebles. Mezcla 50 cl. de zumo de limón con una cucharada de aceite de oliva para conseguir un buen limpiador y abrillantador de madera. Haz lo mismo que con los metales: un paño suave y movimientos circulares.

Fuente | Greenprophet Fotografía | Diego Juste Conesa